jueves, marzo 20, 2014

El gusano y el visionario



Beto Ortiz, ese lacayo del miasma político que le alimenta el ego tanto como la cuenta bancaria, pretende defender a sus patrones contra la corriente de repudio por el programa “La paisana Jacinta” comparando el bodrio racista de Benavides con el relato “Paco Yunque” de César Vallejo (de quien Ortiz mismo se declara seguidor) y diciendo que este promueve el estereotipo del cholo víctima, sin advertir que es más bien un acto de sedición contra esta realidad opresiva. 


Nuestro primer liróforo. Sale mejor parado después del  atentado de Ortiz contra su obra.


Y de resultas de este atentado, César Vallejo sale airoso: ¡un visionario!... El poeta, que murió luchando contra el poder que lo depauperó (¡qué sabrá Ortiz de eso!), se adelantó ochenta años a esta miseria dejando una respuesta perturbadora para él y todo lo que él representa.

Esta fue la respuesta anticipada de nuestro vate más alto: 

¡Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!

¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!
¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!
¡Más valdría, francamente,
que se lo coman todo y qué más da…!

¡Y si después de tanta historia, sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!
¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras, que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo, desde luego!

Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro, mucha pena
y en los dos, cuando miran, mucha pena…
Entonces… ¡Claro!… Entonces… ¡ni palabra!


Ya estaba dicho, Ortiz. Después de esto… ni palabra.

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