En Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Jorge
Luis Borges nos cuenta sobre la repentina aparición de la enciclopedia en cuarenta volúmenes de un mundo imaginario: el planeta Tlön, obra
colectiva emprendida por una especie de secta con la pretensión de jugar a ser
Dios y crear un mundo complejo con perfección.
Caricaturizado, el erudito y genio creador Jorge Luis Borges
Tal enciclopedia se llama Orbis Tertius;
y en ella se puede leer acerca de las culturas de Tlön, sus
concepciones de la realidad, sus religiones, su historia, su arqueología, su
geografía, sus lenguas, su flora y su fauna, su filosofía, sus ciencias y su
lógica. (Esto que describo no es lo importante de aquella ficción borgesiana,
es otra cosa lo que maravilla en ella: enredar, desatar y reanudar los
conceptos es el juego que Borges emprende en relatos como este; y por ello
puede el lector tomar este cuento y el libro que lo contiene, Ficciones,
como una recomendación de lectura elevada.)
Pero Borges no escribe tal enciclopedia, sólo nos
habla de lo que ella dice con tal prolijidad que convence y fascina. Para él, y
él mismo lo dice, es inútil su escritura si sólo basta describirla en pocas páginas
para dejarla bien expuesta, y —según creo, pues no lo dice Borges— darle
verosimilitud, uno de los valores fundamentales con que debe contar una buena
obra narrativa, por fabulosa que sea.
Me parece necesario reproducir las palabras del
mismo Borges, las que, de antemano lo sé, restarán opacidad a este
artículo:
“Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario. Así procedió Carlyle en Sartor Resartus; así Butler en The Fair Haven; obras que tienen la imperfección de ser libros también, no menos tautológicos que los otros. Más razonable, más inepto, más haragán, he preferido la escritura de nota sobre libros imaginarios”.
Sin embargo, que lo diga Borges no implica que
deba ser cierto, al menos no absolutamente. Sé de al menos un escritor que se
ha dado la tarea de crear un mundo de esa magnitud a un nivel de detalle muy
hondo; y de echar a andar sobre él una historia sobrecogedora; una congregación
de historias, mejor dicho, con intensidades dramáticas tales que la vida misma
del lector es afectada más allá del espectáculo ficcional, y esto lo digo desde
la experiencia propia y ajena: puede el lector, por causa de la obra, exaltarse y vivir eufóricamente
o caer por varios días en depresión (no destructiva sino remuneradora,
felizmente).
Los 5 volúmenes hasta ahora publicados de la obra monumental de Martin. Se vienen más... |
Estoy hablando de Canción de hielo y fuego, de
George R. R Martin, escrita en varios tomos y después filmada en varias
temporadas (en formato de serie, producida por HBO) sobre la historia de las
civilizaciones de los continentes de un planeta ficticio, con su geografía y
sus climas, su flora y su fauna; sus humanos con sus contradicciones, su nobleza y su bajeza, sus clases sociales, sus
historias individuales, su política y su historia, su magia, sus religiones, su
ciencia, sus restos arqueológicos, sus lenguas y el carácter que conllevan, sus maneras de honrar y de amar,
de apegarse, de enfermarse y odiar, de luchar, vencer y fracasar, de corromperse, de enajenarse; de ansiar y
ejercer poder…
No sé si, con tal empresa, Martin y los
realizadores de la serie televisiva se hayan propuesto desmentir la idea de
Borges sobre las obras vastas u homenajear su destreza para ficcionar
mundos imaginarios y complejos. Tampoco sé si hayan pensado en Borges; pero con
Canción de hielo y fuego sentí estar viviendo dentro de aquella
metaficción borgesiana, Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, en que descubrimos,
a través de otra ficción, otro mundo en que sumergirnos, escapando un poco de este en que a
veces nos sentimos constreñidos.
Así como son altamente recomendables los libros
de la saga Canción de hielo y fuego, lo es la serie, realizada con
maestría cinematográfica, llamada Juego de Tronos —nombre tomado de
uno de los libros de la saga de Martin— por cuya cuarta temporada, que se estrenará
el 6 de abril de este año, muchos ya vamos comiendo ansias.
Dichoso el lector de estos párrafos que aún no
haya visto la serie, pues, hasta que comience la cuarta temporada, tiene tiempo
de conseguir las tres primeras en formato Blu
Ray o DVD en su puesto o tienda de cine favorita.