miércoles, marzo 16, 2011

Ay Japón, Amor mío...

"Volver a la naturaleza
sería su mayor riqueza"
(un león a otro, hablando de la humanidad
en un tema de Juan Carlos Baglietto)

De nuevo Japón, isla de nuestras lágrimas secas.

El gran artista japonés Akira Kurosawa también fue un profeta: agorero y visionario. Siempre desconfió de la civilización y de este alejamiento estúpido de la vida en armonía con la naturaleza. Su cine siempre mostró su temor a la catástrofe universal que significa el hombre civilizado y globalizado.

El Fujiyama en rojo, uno de los sueños de Kurosawa, aquí la crisis de la devastación:



El demonio lastimero, otro de los sueños de Kurosawa, aquí los efectos de la devastación:



La aldea de los molinos de agua, el último de sus sueños. Otro mundo es posible.

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