¿Identidad cultural o el chauvinismo de la globalización?
La novelística de Vargas Llosa no merece homenajes patrioteros, aunque regocijen a su autor. Hace poco la casa de su infancia en la avenida Parra de Arequipa se derrumbaba; y de pronto se la restaura y se la hace museo. Ese "de pronto" se llama Premio Nóbel. Yo pregunto: ¿se está honrando al escritor o a la Academia Sueca? Vamos más al fondo, ¿se homenajea algo con eso? Como éste, han aparecido homenajes por todo lado, muchos con su cuota de ridiculez; a excepción de muy pocos honestos, más de individuos que de instituciones. ¿Qué se homenajea, pues? Yo sólo veo el mecanismo de compensación de una escasa autoestima nacional, ante la cual sólo cobra sentido un chauvinismo muy digno de esta globalización.
Entre los recuentos de fin de año está el éxito de "La teta asustada". En letras grandes la nominación al Óscar, la que se dio en la sección de películas en lengua extrangera. Hasta Carlín, artista de la caricatura social y política, a quien admiro sobremanera, se refiere al Óscar en la portada de la revista Domingo (razones de mercado, entiendo; cuestionables, desde luego). Pero esta película ha tenido un logro más importante: GANAR el "Oso de Oro" en Berlín. Y pocos saben que este mismo año la película "Octubre" ganó el premio Una cierta mirada en el Festival de Cannes y que "Contracorriente" obtuvo el premio al Mejor filme internacional de drama en el Festival de Cine de Sundance; además de múltiples reconocimientos a recientes películas peruanas en el Festival Latinoamericano de Cine realizado en Lima. Es previsible que "Contracorriente" va a sonar mucho; que va volver a la misma cartelera de la que estuve por perdérmela (pues duró exiguas dos semanas en Arequipa); que se va vender como el pan con el Óscar de 2011 donde está nominada entre las candidatas a mejor película extranjera; y que, aunque espero equivocarme, se la va a banalizar, a amarillizar, a espectacularizar.
¡Cuánta dignidad le debemos entonces al Óscar de Hollywood, a la Academia Sueca? Si todo sigue "tan bien" para el Perú, en poco tiempo seremos grandes deudores de dignidad nacional.
¡Pobre pequeñito país! Los gigantes del establishment, de la civilización del espectáculo como bien la nominó Vargas Llosa, definiendo la valía que nosotros no podemos por cuenta propia asumir.
Mi amigo Orlando Mazeyra hizo este comentario:
ResponderBorrarCreo que a los premios -sobre todo cuando son bien merecidos- hay que darles una mirada positiva, bienhechora; quiero decir: distinta.
¿Para qué sirven los premios? Pues, sin duda, para difundir una creación artística, para ensanchar el horizonte de oportunidades de los creadores premiados, para acceder a estímulos económicos que anallen el tortuoso camino de los nuevos proyectos y anhelos intelectuales.
¿Un ejemplo contundente de cómo los premios sirven de mucho? El efecto “Estocolmo” ha logrado que Mario Vargas Llosa venda en los últimos dos meses lo que logró vender en ¡10 años! Y ojo que no estamos considerando a la piratería porque la comparación sería más abrumadora (mientras más gente lea a MVLL, pues más rápido dejaremos de ser ese “pobre pequeñito país” del que habla Bellatín).
Insisto: si un premio permite que más peruanos -sobre todo nuestro ‘leídos’ congresistas- accedan a la narrativa de Vargas Llosa, entonces este merecido lauro va más allá de la mera anécdota de que hay algo de lo que debemos -también- sentirnos orgullosos de este icono intelectual en este país tan necesitado de héroes y referentes culturales.
En el caso de su sobrina, la cineasta Llosa, todos los que seguimos su trabajo, desde Madeinusa, recordamos la gran celebración que produjo el Oso de Oro (hubo mucha difusión en la prensa nacional y la nominación a los Premios Oscar simplemente fue la cereza que adornó el postre y permitió que La teta asustada se vista por todo el Perú en horario estelar antes de la Ceremonia en el Teatro Kodak. TODO UN LOGRO).
Entonces, ¿a dónde llegamos? A que los medios -diarios, blogs como éste, TV, etcétera- le están prestando más atención al cine nacional y de eso tienen mucho la ‘culpa’ los ‘malditos’ premios.
La gente celebra los premios de Contracorriente y justamente fue recibida con expectativa por lo que pasó en Sundance (es obvio que todavía una película peruana no puede competir con Hollywood pero cuando vi Días de Santiago en el 2004, la sala estaba cuasi vacía… ahora la gente atesta las salas para ver los trabajos de Llosa o de Fuentes-León.
Yo quiero que más peruanos triunfen en el cine, las letras o la música. Mi orgullo nacional no tiene nada que ver. Me interesa que la gente conozca más nuestra narrativa, nuestra poesía, nuestra música y nuestros nuevos largometrajes.
He leído y he escuchado a Carlos Bellatín citar a César Vallejo: “Todo arte o voz genial, viene del pueblo y va hacia él”. Pues precisamente eso permiten los premios que el arte no sea -solo- para las élites (como pretende el sexólogo Denegri), sino que se transforme en cultura: PATRIMONIO DE TODOS.